miércoles, 21 de septiembre de 2011

Que triste es no recordar


Una vez llegué a este mundo, con ansia de conocer, de vivir, de reír y llorar, de crecer, aprender y experimentar. Llegué con la ilusión con la que llega cualquier niño a este mundo. No sabía qué me esperaba en el futuro, no sabía cuál sería mi designio.

Con el paso de los años, crecí entre cariños, amor familiar, y rodeado de amigos que dieron todo por mí, al igual que yo lo daba por ellos. Eran tiempos duros, muchas dificultades, pero la felicidad jamás me abandonó. Tenía unos padres que se desvivían por darme todo lo que necesitaba y siempre les estaré agradecido.

Me dieron unos estudios que me ayudaron a formarme como persona, a adquirir unos valores y unos conocimientos básicos para poder vivir en el mundo que me tocó padecer. Guerras y una larga y dura dictadura fueron los momentos que más ocuparon mis años de crecimiento. A pesar de todo, no me avergüenzo de nada. Aprendí que bajo el dolor, el castigo, la represión y el sufrimiento lo único que se consigue es valor para luchar con más fuerza y pelear con sudor y lágrimas por esa libertad que todo ser humano se merece.

Desde muy joven tuve que dejar los estudios para ayudar a mi familia a salir adelante. Eramos pobres, muy pobres, pero éramos felices. Me casé y tuve unos hijos maravillosos, a los que he querido, amado y por los que he dado todas y cada una de las gotas del sudor de mi frente. Hoy, cada uno de ellos tiene su vida, me siento muy orgulloso de ellos y de los hijos de éstos. Mis nietos son el regalo más grande y hermoso que me han dado esas criaturas a las que vi llegar al mundo, crecer y decirme cada día "te quiero, papá".

Hoy tengo 84 años, estoy viudo y cada segundo echo de menos a esa mujer de la que me enamoré y que jamás, desde que falta, he podido olvidar. Pero llego alguien que día a día borra mis recuerdos, dejándome reducido a un mísero ser de hoy, que solo tiene presente, que desconoce el futuro y que olvidó su pasado.

Es por ello por lo que hoy me veo escribiendo este texto, para siempre poderlo leer, hasta el día que me toque partir, y emocionarme con estas letras, aunque desconozca la historia y no sepa quién es el protagonista; y es que sé, que mañana no podré recordar que esa persona que fue tan feliz, era yo.

Para que no quede en el olvido, porque pronto se borrará de mi memoria. Esta es mi propia lucha contra el Alzheimer.


21 de septiembre. Día Mundial de la Lucha Contra el Alzheimer.

martes, 20 de septiembre de 2011

Enhorabuena



¡¡¡¡ FELICIDADES CAMPEONES !!!!