martes, 7 de octubre de 2014

Vergüenza

Jamás pensé que en este espacio se escribiría sobre este asunto. Jamás imaginé que lo haría en referencia a mi propio país. Pero la realidad siempre termina superando a la ficción, y aquí me encuentro, plasmando unas letras que divagan entre el asco, la vergüenza y la repulsión. No en referencia al propio virus del ébola, no, sino en referencia a nuestros gobernantes. Aquellos que manejan los hilos, y que no tienen compasión ni para poner a la población en peligro.

Este año 2014 está siendo catastrófico con la infección, mejor dicho pandemia, que se vive en Liberia. Está de más el decir que es enorme el esfuerzo y el trabajo que están haciendo los colaboradores de las ONG's destinadas allí (en mayor medida Médicos sin Fronteras). Pero desde luego que quienes están en el Gobierno están dejando claro cuál es su visión. Borrosa. El bien de un ciudadano por encima del de 47 millones. Deleznable.

Que no se me entienda mal. En ningún momento quiero que se entienda de mis palabras que prefería que se dejase a la deriva de su enfermedad al primer misionero que se repatrió (y por consiguiente al segundo), ni mucho menos. Pero es evidente que lo ideal era tratar a dicha persona en su lugar de contagio. ¿Por qué? Porque las consecuencias las estamos viviendo ahora. La enfermera que trató al segundo misionero, infectada; miembros de su familia, en observación, su marido, asilado; y la enfermera que trató al primer misionero, posiblemente también esté contagiada. Esto demuestra la velocidad que adquiere el virus en un país como España. Un país en constante tránsito de ciudadanos.

De vergüenza las palabras de la ministra de Sanidad, Ana Matos. Siempre defendía la nula probabilidad de contagio, y miren ahora cómo estamos. Ahora, con los casos dados dentro de nuestras fronteras, vuelve a decir lo mismo. Ridículo. No se piensa en lo que puede pasar. No se piensa en las consecuencias de lo que está pasando. Y ahí siguen, en sus sillones, apoltronados y pegados. No hay quien les haga reaccionar con un mínimo de dignidad política. Estamos regidos por incompetentes, ineptos e incapaces. Dementes que son capaces de poner en riesgo de contagio a toda una población.

¿Y ahora qué? Ahora todos a meternos en un bucle de paranoia y psicosis social, mientras ellos defienden unas actuaciones incoherentes, ilógicas y peligrosas; muy peligrosas. Así nos va, y así nos seguirá yendo mientras la troupe de sinvergüenzas y ladrones que nos gobiernan sigan en la Moncloa y sus respectivos Ministerios. 

lunes, 29 de septiembre de 2014

Un adiós lleno de alegría.

Echando la vista a atrás, con el paso de los días, uno ve de manera diferente lo acontecido con el ya ex ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón. Aunque a todos nos sorprendió la noticia de su dimisión, no era algo que estuviese muy fuera de las posibilidades existentes. Las piedras que lanzó contra el sector con el que trabajaba, y la más que mascada ley del aborto, eran un camino que sólo tenía una salida. 

El lobo con piel de cordero se quitó su coraza una vez que juró su cargo, y aquél personaje amable, que todos tenían en cierta estima por su facción más moderada, se terminó transformando en el monstruo de las libertades y de la justicia para todos.

 Desde el tasazo judicial, era previsible una actitud combativa. Y la tuvo. Sólo en aquello que su partido había comprometido en las elecciones de 2011, puso tal empeño, que la gran mayoría de los ciudadanos pudieron comprobar que aquél angelito desalmado, que parecía que no querían que progresase en la política nacional, no era ángel, sino demonio. 

Fue tal el empeño en transformar la ley del aborto, que terminó cayendo en su propio foso. Un agujero tan grande que, de caer, era imposible salir, y al final, eso fue lo que le pasó. Bien porque fuese una caída accidental, o bien porque fuese empujado, al final lo que cuenta es que el golpe ha sido duro, y su lucha por criminalizar algo que debería ser un derecho y no una obligación (o prohibición), ha dado como resultado con el fin de su carrera política. 

Adiós, angelito desvalido. Seguramente no te echemos de menos, y seguramente serás recordado por tu ley anti-abortista. Ahora resulta que ni los religiosos, aquellos que te llamaban valiente por hacerles caso, quieren verte pasar por sus casas. Es paradójico, incluso simpático, el hecho de que alguien con tu carácter político, se buscó enemigos foráneos y de la propia familia (política y religiosa). No obstante, es algo que te buscaste tú solo. Aceptaste el reto, y el reto te devoró. Éstas son las consecuencias, y con ellas debes vivir. 

La sociedad española se alegra de que se de marcha a atrás a una ley que borraba de un plumazo algo tan elemental como es el derecho a decidir. No se te echará de menos, y esperaremos ansiosos no verte aparecer otra vez. Hasta nunca, ministro criminalista. Adiós, Gallardón.

martes, 2 de septiembre de 2014

Comienza un nuevo curso

Arranca un nuevo curso político, en este, nuestro casposo país. Un curso que se presenta con nuevos retos (entendamos por retos, nuevos ajustes, o lo que es lo mismo, nuevos recortes) y que, avanzan, llegará con bajadas de impuestos. Muchos dirán que ésta es un muy buena noticia, una rebaja fiscal que aliviará la presión impositiva sobre los contribuyentes pero, si somos realista, es todo un espejismo de cara a las elecciones municipales y autonómicas que se avecinan en el próximo 2015.

Un curso político que da el pistoletazo de salida a la segunda parte del mandato de Mariano Rajoy y su equipo de gobierno. Aunque parezca que llevamos una eternidad cargando con ellos y sus vergüenzas, realmente sólo han pasado dos años; largos y duros, sí, pero sólo dos años. 

Volvemos a las ruedas de prensa, a las palabras vacías, a las promesas falsas, a la desfachatez hecha persona con cada político que hace declaraciones... Llegan los retos para partidos nuevos (Podemos), para dirigentes nuevos (Pedro Sánchez) y para aquellos que llevan toda la vida. 

Arrancamos con el caso Pujol en auge, con la basura del PP medio escondida bajo la alfombra y sin decir ni una palabra, con un PSOE que cambia de líder y del que, aún, se desconoce su nuevo rumbo, un UPyD que está en las mismas de siempre y una IU que mira un marco que no van a alcanzar de republicanismo y sistema comunista. 

Por otra parte, el nuevo Rey se estrena en esta faceta. Por delante tiene el reto de Cataluña, el reto que quiere proponer el País Vasco, el paro, la corruptela de los mandatarios, el caso Nóos... No lo tiene fácil, pero ese es su papel, demostrar su valía en el puesto. Felipe VI, el monarca mejor preparado, tiene en sus manos el momento perfecto para demostrar que eso es así.

En definitiva, arranca un nuevo curso político y, Crítica Afilada (antiguo Adrián BLOG), arranca también su nuevo curso. Con la vista bien puesta sobre cada paso que se da. No se librará nadie, da igual el partido. No existimos para regalar los oídos a nadie, ni para ser un espacio en pro o en contra de nadie. Somos nosotros, naturales, y ofrecemos nuestra visión de las cosas. Las compartimos porque ese es nuestro afán, compartir nuestra opinión. Volvemos un año más, volvemos con ganas, y volvemos para quedarnos. Sean todos bienvenidos a nuestro nuevo camino, y que comience el espectáculo.

miércoles, 25 de junio de 2014

A veces es necesario

A veces es necesario regenerarse; quemarse y resurgir de las cenizas. En cierto modo, eso es lo que le ha pasado a Adrián BLOG. 

Cuesta decir adiós, o un simple hasta luego, cuando este pequeño rincón me ha dado tanto. Un lugar donde poder expresarme en libertad, y ofrecer mi punto de vista de lo que nos rodea en nuestro día a día político. Este país esta corrupto desde las bases hasta los más altos cargos.

Nuevos cambios han llegado, y nosotros no seremos menos. Adrián BLOG se despide como tal. Es muy complicado mantener algo por amor al arte, sin que dicho lugar te reporte algo que ayude a mantenerlo. Agradecemos, de todo corazón, a aquellos que nos leyeron, que nos leen y nos leerán en nuestro nuevo camino. Gracias por estar ahí. 

Hoy cerramos un capítulo, pero abriremos uno nuevo. No podemos confirmar cuándo volveremos, pero tengan por seguro que estaremos. 

Hasta aquí hemos llegado. Cargados de emoción les decimos hasta pronto. Estaremos encantados, de volvernos a encontrar.

martes, 22 de abril de 2014

La política canaria

La política en Canarias podríamos catalogarla como aquello que quiere ser pero, por desgracia, nunca puede. Y es que nuestros políticos viven en una continua improvisación en aquello de la toma de decisiones que, casualmente, es a lo que deben dedicarse. Cuando un día deciden que no quieren hacer una cosa, al día siguiente van y la cambian. 

Muchos pueden creer que es porque escuchan al pueblo, y si el pueblo se queja, les hacen caso. Pero no nos engañemos, la realidad es que no saben qué hacer. Y lo peor ya no es que no sepan qué tienen que hacer, que ya es grave per se, sino que nada de lo que deciden va dirigido al problema principal que vive el Archipiélago: la crisis y su alto número de parados. 

Otro ejemplo claro de este ir y venir continuo del Ejecutivo regional es el tema 'gordo' que tienen entre manos: el petróleo. Hace no mucho tiempo, el mismo que sigue presidiendo la Comunidad, no estaba tan en desacuerdo con la idea de las prospecciones, eso de la creación de puestos de trabajo, el enriquecimiento de las Islas, y el beneficio general para Canarias se lo creyó a pies juntillas. No obstante, ahora que ha visto que nada de lo que comentaban era cierto, y que ha visto el rechazo general de la sociedad canaria, que ha demostrado ser más capacitada y más inteligente, es cuando ha decidido actuar en contra. ¿Se lleva la contraria? Sí. ¿Lo hace por convinción? No. Y es que realmente no sabe lo que quiere. 

A Paulino Rivero le encantaría poder estar en todos los saraos, y ser el protagonista principal de todas las películas. Pero por suerte no puede llegar a cumplir ese sueño personal. Le gusta en demasía estar delante de un micrófono reprochando, criticando y diemonizando al Gobierno de Madrid, pero también le parece fascinante ir a la capital del Estado a decirle a Mariano Rajoy, que está para servirle en lo que quiera, y que, por contentarle, hace cualquier cosa.

Este es Paulino Rivero, que se rodea de gente tan indecisa como él. Y es que Dios los cría y ellos se juntan, como dice el sabio dicho popular. A falta de un año para las elecciones municipales, se afana por reformar el Estatuto de Autonomía. Ahora le parece injusta la Ley Electoral de Canarias (que lo es), pero es que tiene miedo de perder el sillón que lleva calentando siete años, y quiere perpetuarse en él -Dios nos pille confesados-. Pero de reducir las tasas de pobreza infantil, de reducir las tasas de paro, de dar salida a los nuevos licenciados y diplomados (o nuevos graduados, con eso del Plan Bolonia), nada de nada. 

Esta es Canarias, y este es nuestro Gobierno. Vendemos sol y playa. Y lo vendemos, porque los locales no tenemos dinero. Lo vendemos a los foráneos que lo quieran y puedan disfrutarlos. Los canarios cada vez más pobres, Paulino cada vez más acomodado, el Ejecutivo cada vez más incompetente, y seguimos en las mismas de siempre. 

Esta es mi tierra, y así la están maltratando. Que Dios, o alguna alma caritativa, nos pille confesados, porque por el camino que vamos, nos va a hacer mucha falta. 

martes, 11 de marzo de 2014

Venezuela: una sociedad que pide auxilio

A miles de kilometros se vive una situación lamentable, una política atroz, voraz, y arrolladora camina sin mirar a quién pisa, aunque ese a quien pisa sea su propio pueblo; ese que le ha votado (o no). Siempre detrás de una acción hay una persona que toma la decisión; esa persona puede estar acertada o no; luego nos encontramos a aquellos a los que su cargo les viene demasiado grande, y en esa situación está Venezuela y su presidente Maduro.

A miles de kilómetros, uno no puede sino sentir lástima por un pueblo vecino y hermano, que vive una situación caótica, casi de guerra civil. Una población dividida, a gozo y regocijo de su presidente. Aquellos que comparten sus ideas -que han llevado al país casi a la banca rota- pueden vivir tranquilos y respirar en paz; aquellos que se oponen y se enfrentan, verán caer sobre ellos la peor de la violencia. Fuerzas del estado utilizadas contra el Estado, en deterioro del Estado. Cuerpos de seguridad al servicio de un dirigente ególatra 

Lástima de un pueblo que podría ser rico y lo tienen sumido en la miseria. Lástima de unos hermanos venezolanos que no pueden ser libres en su falso mundo de democracia. Una dictadura disfrazada desde Chávez, y que maduro se ha encargado de reforzar. Su poder es máximo, y no se puede decir una palabra contraria a la que dice el líder. Un país donde los presos políticos cada vez son más numerosos, simplemente por pensar diferente. 

Cuando una sociedad se divide y se pelea por sus ideas políticas, cuando desde el Gobierno se encargan de señalar y marcar como 'los malos' al otro por no tener mi ideología, cuando miramos errores ajenos y no los propios, y nos regocijamos en ellos; cuando somos tan miserables como para echar a pelear a nuestros ciudadanos, como si de animales salvajes se tratara, entonces no podemos hablar de civilización. 

Cuando imponemos una opinión; cuando obligamos a decir lo que nosotros queremos; cuando nos aprovechamos de la imagen de quien nos precedió para ocultar nuestra incapacidad; cuando nos escondemos tras el gobierno mediante decretos para así, poder sacar adelante nuestras leyes atroces y equivocadas, a sabiendas de que no lo hacemos bien, demuestra nuestra inseguridad, nuestro miedo y nuestra desfachatez. Así es Maduro. Aquél que está convirtiendo Venezuela en un campo de batalla, en un pueblo que se desgarra la camiseta y que divide amigos, familias y vecindades por unas ideas arcaicas. Así es maduro, el líder de un socialismo comunista que se desborda, que inunda y ahoga. 

martes, 28 de enero de 2014

En sanidad, sí se pudo

Ayer se volvió a demostrar que la cordura debe prevalecer sobre todas las cosas. El TSJM decidió continuar con su medida cautelar de prorrogar la toma de decisión sobre la privatización de la sanidad madrileña. El movimiento ciudadano, que siempre ha estado acompañando al personal de la sanidad pública de la capital, ha logrado tumbar el poder impositorio que ejerce Ignacio González y el, hasta ayer, consejero de Sanidad de la comunidad, Lasquetty. 

No es una medida que pille de nuevas a nadie, pues es bien sabido que la privatización, externalización, o como lo quieran llamar del servicio público sanitario no traería más que un incremento del gasto público y, por ende, saldría más caro a los contribuyentes. Un bastión tan importante como es la sanidad gratuita y universal que tanto ha costado conseguir, y que tiene el reconocimiento internacional, no puede desmontarse así como así, con la única excusa de la crisis. Bendita crisis que ha venido de perlas a los dirigentes para hacer trizas aquello que no les gustaba. Dichosa crisis que hace que los ciudadanos vean mermados, hasta la saciedad, sus derechos. 

La Comunidad de Madrid da un paso atrás, con dimisión mediante, y se logra la victoria social ante un Gobierno que legisla a golpe de ideología, peleón con aquellos que se revelan en su contra, autoritario e intolerante. Aquellos que quieren salvar a Madrid de su amplísima deuda económica están más preocupados de no sucumbir ante quienes protestan, que del objetivo de hacer prosperar una comunidad en horas bajas. Sin embargo, el poder social es mucho más fuerte, y una vez más, y con el respaldo de los tribunales, han vuelto a demostrar que sí se puede, y que aunque cuesta, todo se consigue. 

La sanidad no es un juego, y los madrileños no merecen una sanidad que pierda calidad y efectividad. Merecen una sanidad mucho mejor, en la que se invierta mucho más para poder avanzar en investigación, y que pueda mejorar la calidad de las infraestructuras para, así, ofrecer un servicio mucho mejor. Si la marea blanca ha podido contra el poder, ¿por qué no iban a poder los demás?