Jamás pensé que en este espacio se escribiría sobre este asunto. Jamás imaginé que lo haría en referencia a mi propio país. Pero la realidad siempre termina superando a la ficción, y aquí me encuentro, plasmando unas letras que divagan entre el asco, la vergüenza y la repulsión. No en referencia al propio virus del ébola, no, sino en referencia a nuestros gobernantes. Aquellos que manejan los hilos, y que no tienen compasión ni para poner a la población en peligro.
Este año 2014 está siendo catastrófico con la infección, mejor dicho pandemia, que se vive en Liberia. Está de más el decir que es enorme el esfuerzo y el trabajo que están haciendo los colaboradores de las ONG's destinadas allí (en mayor medida Médicos sin Fronteras). Pero desde luego que quienes están en el Gobierno están dejando claro cuál es su visión. Borrosa. El bien de un ciudadano por encima del de 47 millones. Deleznable.
Que no se me entienda mal. En ningún momento quiero que se entienda de mis palabras que prefería que se dejase a la deriva de su enfermedad al primer misionero que se repatrió (y por consiguiente al segundo), ni mucho menos. Pero es evidente que lo ideal era tratar a dicha persona en su lugar de contagio. ¿Por qué? Porque las consecuencias las estamos viviendo ahora. La enfermera que trató al segundo misionero, infectada; miembros de su familia, en observación, su marido, asilado; y la enfermera que trató al primer misionero, posiblemente también esté contagiada. Esto demuestra la velocidad que adquiere el virus en un país como España. Un país en constante tránsito de ciudadanos.
De vergüenza las palabras de la ministra de Sanidad, Ana Matos. Siempre defendía la nula probabilidad de contagio, y miren ahora cómo estamos. Ahora, con los casos dados dentro de nuestras fronteras, vuelve a decir lo mismo. Ridículo. No se piensa en lo que puede pasar. No se piensa en las consecuencias de lo que está pasando. Y ahí siguen, en sus sillones, apoltronados y pegados. No hay quien les haga reaccionar con un mínimo de dignidad política. Estamos regidos por incompetentes, ineptos e incapaces. Dementes que son capaces de poner en riesgo de contagio a toda una población.
¿Y ahora qué? Ahora todos a meternos en un bucle de paranoia y psicosis social, mientras ellos defienden unas actuaciones incoherentes, ilógicas y peligrosas; muy peligrosas. Así nos va, y así nos seguirá yendo mientras la troupe de sinvergüenzas y ladrones que nos gobiernan sigan en la Moncloa y sus respectivos Ministerios.
Este año 2014 está siendo catastrófico con la infección, mejor dicho pandemia, que se vive en Liberia. Está de más el decir que es enorme el esfuerzo y el trabajo que están haciendo los colaboradores de las ONG's destinadas allí (en mayor medida Médicos sin Fronteras). Pero desde luego que quienes están en el Gobierno están dejando claro cuál es su visión. Borrosa. El bien de un ciudadano por encima del de 47 millones. Deleznable.
Que no se me entienda mal. En ningún momento quiero que se entienda de mis palabras que prefería que se dejase a la deriva de su enfermedad al primer misionero que se repatrió (y por consiguiente al segundo), ni mucho menos. Pero es evidente que lo ideal era tratar a dicha persona en su lugar de contagio. ¿Por qué? Porque las consecuencias las estamos viviendo ahora. La enfermera que trató al segundo misionero, infectada; miembros de su familia, en observación, su marido, asilado; y la enfermera que trató al primer misionero, posiblemente también esté contagiada. Esto demuestra la velocidad que adquiere el virus en un país como España. Un país en constante tránsito de ciudadanos.
De vergüenza las palabras de la ministra de Sanidad, Ana Matos. Siempre defendía la nula probabilidad de contagio, y miren ahora cómo estamos. Ahora, con los casos dados dentro de nuestras fronteras, vuelve a decir lo mismo. Ridículo. No se piensa en lo que puede pasar. No se piensa en las consecuencias de lo que está pasando. Y ahí siguen, en sus sillones, apoltronados y pegados. No hay quien les haga reaccionar con un mínimo de dignidad política. Estamos regidos por incompetentes, ineptos e incapaces. Dementes que son capaces de poner en riesgo de contagio a toda una población.
¿Y ahora qué? Ahora todos a meternos en un bucle de paranoia y psicosis social, mientras ellos defienden unas actuaciones incoherentes, ilógicas y peligrosas; muy peligrosas. Así nos va, y así nos seguirá yendo mientras la troupe de sinvergüenzas y ladrones que nos gobiernan sigan en la Moncloa y sus respectivos Ministerios.