El Partido Popular y el PSOE han pretendido un pacto de Estado con diversos grupos políticos presentes en el parlamento para llevar una política común a la próxima reunión en Europa; y digo han pretendido porque la realidad es que ha quedado en eso, en un intento. PNV, CiU e Izquierda Plural han dejado en la estacada a los dos grupos mayoritarios en la reunión que debía celebrarse esta mañana para cerrar el acuerdo. Un pacto de Estado, demandado por la sociedad desde hace mucho tiempo pero, ¿a qué precio?
La realidad es que dicho pacto es, sin más, una puerta abierta para el liberalismo caníbal, desmesurado, depredador e implacable que nos ha traído hasta el punto en el que estamos, por lo tanto ¿dónde avanzamos? Querer llevar el libre comercio un paso más allá es, sin duda, una ridiculez. Ni el gobierno socialista de Francia (Hollande) está de acuerdo con dicha idea.
Pero mirando dentro de nuestras fronteras; es una pena encontrarse con partidos incapaces de ponerse de acuerdo en la defensa y protección de todos los ciudadanos, que son los que están sufriendo la verdadera crisis. Aquellos que no llegan a fin de mes; los que se quedan sin casas; los que no tienen ni un plato caliente para echarse a la boca; los que ven cómo sus proyectos de investigación se van al traste por los recortes; los que mantienen a toda una familia con una irrisoria pensión de jubilación o con una prestación de chiste. Por todos ellos hay que mirar; por todos ellos es por los que hay que sentarse y llegar a un gran acuerdo común para sacar a España de la grave situación en la que está -aunque algunos se empeñen en pintar lo contrario-.
No es el momento de intereses sectoriales o lobbinistas; no es turno de mirarse el ombligo del nacionalismo. Hasta que el problema de raíz no esté solucionado, cualquier otro planteamiento, acuerdo o intento de pacto, está fuera de lugar si no es para sacar del pozo a quienes, desde arriba se han encargado de hundir. Por lo tanto, un gran pacto de Estado, sí, pero ¿a qué precio?