martes, 28 de enero de 2014

En sanidad, sí se pudo

Ayer se volvió a demostrar que la cordura debe prevalecer sobre todas las cosas. El TSJM decidió continuar con su medida cautelar de prorrogar la toma de decisión sobre la privatización de la sanidad madrileña. El movimiento ciudadano, que siempre ha estado acompañando al personal de la sanidad pública de la capital, ha logrado tumbar el poder impositorio que ejerce Ignacio González y el, hasta ayer, consejero de Sanidad de la comunidad, Lasquetty. 

No es una medida que pille de nuevas a nadie, pues es bien sabido que la privatización, externalización, o como lo quieran llamar del servicio público sanitario no traería más que un incremento del gasto público y, por ende, saldría más caro a los contribuyentes. Un bastión tan importante como es la sanidad gratuita y universal que tanto ha costado conseguir, y que tiene el reconocimiento internacional, no puede desmontarse así como así, con la única excusa de la crisis. Bendita crisis que ha venido de perlas a los dirigentes para hacer trizas aquello que no les gustaba. Dichosa crisis que hace que los ciudadanos vean mermados, hasta la saciedad, sus derechos. 

La Comunidad de Madrid da un paso atrás, con dimisión mediante, y se logra la victoria social ante un Gobierno que legisla a golpe de ideología, peleón con aquellos que se revelan en su contra, autoritario e intolerante. Aquellos que quieren salvar a Madrid de su amplísima deuda económica están más preocupados de no sucumbir ante quienes protestan, que del objetivo de hacer prosperar una comunidad en horas bajas. Sin embargo, el poder social es mucho más fuerte, y una vez más, y con el respaldo de los tribunales, han vuelto a demostrar que sí se puede, y que aunque cuesta, todo se consigue. 

La sanidad no es un juego, y los madrileños no merecen una sanidad que pierda calidad y efectividad. Merecen una sanidad mucho mejor, en la que se invierta mucho más para poder avanzar en investigación, y que pueda mejorar la calidad de las infraestructuras para, así, ofrecer un servicio mucho mejor. Si la marea blanca ha podido contra el poder, ¿por qué no iban a poder los demás?

viernes, 17 de enero de 2014

Más allá de Gamonal.

El barrio de Gamonal (Burgos) demostró hace unos días que la lucha frente a los poderes electos y facticos es efectiva siempre que sea contundente, clara y firme. Así lucharon en este barrio burgalés, con la tasa de paro más alta de la ciudad, para evitar la construcción de un bulevar que, a su entender (y el de muchos otros) no tenía ni pies ni cabeza que se proyectara. 

¿Qué debe aprender el resto del país ante esto? Pues algo muy sencillo, que sentados en el sofá de casa no se arreglan las cosas. Mientras en los grandes despachos de los Ayuntamientos, se decide el devenir más próximo de nuestras respectivas localidades, nosotros, los ciudadanos, estamos tan ricamente acomodados en nuestros hogares. ¿Está mal eso? Según se mire. Si a nuestro al rededor se están gastando millones de euros en proyectos que no nos reportarán nada (ni laboral, ni económicamente), sí está mal. Hoy día, es fundamental; es prioritario invertir en proyectos sociales, inversión en proyectos de reactivación del mercado laboral. 

Se consiguió en Burgos. Se puede conseguir en el resto del país si así lo queremos. Pero debemos tomarlo en serio, ser conscientes de ello. La ciudadanía española no ha sido, tradicionalmente, de salir a la calle y pelear con el de arriba (excepto cuando ya la cosa no puede devenir en otro resultado). ¿Debe cambiar? ¿Hasta cuando más puede aguantar?

Gamonal nos ha dado un claro ejemplo. Un duro ejemplo. Un brillante ejemplo. Recojamos el testigo y salgamos a parar los pies de quienes llenan sus bolsillos a costa de las miserias de los demás. Gamonal nos dio un ejemplo, y ese ejemplo debe ser la chispa que encienda la respuesta social del resto del país.