Tras la Huelga General del día de ayer, toca hacer una reflexión de lo ocurrido. Muchos comentaban que no iba a tener éxito, que serían cuatro gatos los que saldrían a las calles a protestar por la Reforma Laboral elaborada por el gobierno del Partido Popular.
A primera hora de la mañana arrancaba la huelga con los tintes típicos y normales de todas las anteriores, esto es, con la actuación de los piquetes "informativos", que más que informar, coarta la decisión de aquellos trabajadores que, libremente (o no tanto) han decidido acudir a su puesto de trabajo. Tanto derecho es el hacer uso de la huelga, como el cumplir con su trabajo.
Dicho esto, éste blog quiere pronunciarse al respecto de todo lo ocurrido ayer. ¿Es necesario protestar? ¿Es necesario gritar alto y claro "hasta aquí llegamos"? Evidentemente, sí. El problema trasciende esa barrera cuando la decisión de actuar llega tarde, desfasada y con la suficiente certeza de no servirá de nada. ¿Por qué? porque ya el propio gobierno declaró que la reforma, en sus pilares fundamentales (los más duros) no van a ser retocados.
La manipulación a la que se ha visto sometida ésta huelga por parte de las instituciones y de los medios conservadores y ultra-conservadores no es de recibo en una sociedad como la nuestra. No reconocer que en las calles de nuestro país había cientos de miles de personas, es como negar que cada mañana sale el sol.
Lo que más duele al ver todo esto es que ese gobierno, que fue votado por un gran número de votantes en las elecciones generales anteriores, desoye absolutamente todas y cada una de las quejas que el pueblo le lanza. Lo ningunea, lo ignora, lo rechaza... así no se hacen las cosas, y es normal que cada vez tengan menos confianza y menos credibilidad.
Nunca hablan, y cuando hablan es para dar las marcas de castigo que impone al pueblo trabajador. Adiós al Estado de Derecho, y lo digo, desde aquí, con toda la pena, por el que tanto lucharon nuestras pasadas generaiones. Siempre se ha querido que la juventud viva mejor que sus padres y abuelos, y gracias a ésta Reforma, damos paso 30 años atrás, consiguiendo que los nuevos trabajadores tengan menos seguridad laboral que sus antecesores. Triste, pero cierto. Ésta es la nueva España.
¿No querían cambio? Aquí está el cambio.
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