miércoles, 16 de enero de 2013

Este año, sí

Ha costado algo más de un año de legislatura para que se hiciera realidad, pero ha llegado. El Gobierno de Mariano Rajoy ha decidido que en este 2013 sí habrá un 'Debate sobre el estado de la Nación', al que se negó a enfrentarse cuando subió al poder. 

Por aquél entonces, quizá por miedo, quizá por cobardía o, simplemente, por inapetencia, Rajoy desestimó esta vieja tradición que habían llevado a cabo todos sus antecesores. Una norma no escrita pero, en el fondo, bien asumida y asimilada por cada gobernante que ha pasado por Moncloa.

Eso sí, Rajoy llegó con la intención de ser diferente. Diferente en sus medidas, en sus políticas, en sus gestiones, en sus modos, en sus formas...Diferente en todo. Y lo ha conseguido con creces.


Un Presidente que se ha mostrado alejado de la sociedad, quizá, con demasiada anticipación, probablemente desde el primer momento. Que ha mirado para el lado de los pudientes, antes que de aquellos que realmente sostienen el país; que se ha creado un equipo de trabajo que parece vivir -o querer vivir- en otro período histórico de España -nefasto para todos-; que culpabiliza, criminaliza y vilipendia al que protesta por sus derechos y halaga a quien calla.

Un hombre de récords. Dos huelgas generales en un año, miles de manifestaciones diarias, ha conseguido que todos los sectores del país (excepto banqueros y grandes empresarios) se levanten en protesta, incluso los grandes cargos de la justicia y los del sector sanitario. Políticas ya no de austeridad o ahorro, sino de opresión al bolsillo del pobre, es lo que ha querido realizar el Gobierno, y cada decisión que tomaba para intentar ayudar a los que menos tienen, resulta ser que las exigencias son tales, que las cumplen demasiado pocos.

No hay dinero para sanidad, educación, medicamentos, prótesis, infraestructuras de primer orden, pensiones, políticas de empleo, juventud...Sin embargo, no escatiman en gasto para la Iglesia, Defensa, Casa Real y Bancos. 

Demasiadas cosas mal hechas, o mal planteadas. Falta de valentía para dar la cara y explicar. Ahora llegó el momento, y ahora tendrá que justificarse, a no ser que el resto de fuerzas políticas no tengan el valor de llamar a las cosas por su nombre, y sacarle los colores a más de uno de los que están en esa bancada azul.

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