Celebramos el segundo aniversario del gobierno de Mariano Rajoy con el anuncio de una nueva ley que pretende limpiar las calles de nuestro país de aquellos que sólo piensan en no hacer nada bueno.
Lo que para Franco era la Ley de Vagos y Maleantes, para nuestro ministro del Interior es la Ley de Responsabilidad Social. Hay que ser buenos, santos y no molestar. De nuevo sale a relucir la mentalidad retrógrada, atrasada y absurda de quienes ostentan las carteras ministeriales y, lo que es peor, de quien gobierna; el cabecilla de la pandilla.
Menudo clan el que tenemos. El grupo de gamberros del patio del colegio lo tenemos decidiendo el rumbo de nuestro país. Aquél país que se jacta de decir que el paro baja, cuando las cifras son preocupantes y, lo que es peor, se dicen las cosas mal de manera intencionada; un país que se permite dejar escapar sus cerebros más brillantes. Vergonzoso.
Estoy de acuerdo en una Ley de Responsabilidad Social (LRS). Sí. Lo digo bien claro. Yo estoy a favor. Pero que se redireccione correctamente. La responsabilidad social la tienen aquellas empresas que, teniendo grandes beneficios, no contratan; aquellos que aún abogan por empeorar la situación laboral de los pocos que trabajan; aquellos que dejan en la calle a cientos de personas para cerrar una fábrica, sólo porque sus beneficios ya no son como antes; para aquellos que se permiten jugar con el desconocimiento de la sociedad en el sector inmobiliario; para aquellos que, dirigiendo bancos, crean productos tóxicos, a sabiendas de que son productos nocivos, peligrosos; para aquellos que, gobernando, roban el dinero público; para los que deciden llenar al pobre de cargas impositivas, mientras se permiten amnistías fiscales, liberar de la cárcel a los amiguitos.
Todos esos deberían ser el objetivo de la nueva Ley. Por tanto, que se sancione también a todos aquellos que pertenecen al Gobierno. Porque ninguno, nadie sin excepción, se libra de ser un inepto. Y cierto es que a España le sobran políticos basura, pero debemos pelear para que, los pocos buenos que puedan haber, sean los que verdaderamente estén arriba. LRS sí, pero para ellos, por vagos y maleantes.