El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ha protagonizado en las últimas 48 horas, una de las torpezas mayores que puede tener alguien con un cargo de tal nivel. Sin venir a cuento, y como si de una maravillosa idea se tratará, el Arquímedes del siglo XXI pronunció la palabra mágica -'¡Eureka!'-, y se encendió la bombilla, los Erasmus del curso 2013-2014 se quedarían sin recibir la parte proporcional que aporta el Estado a dichos becados.
Brillante idea para alguien que concibe la educación como un artículo de lujo, sólo aquellos que tienen dinero pueden estudiar, y las becas Erasmus, no iban a ser menos. Si tienes dinero, podrás estar en el extranjero. Esa es la idea que rebotaba, una y otra vez, en una mente maquiavélica.
Con lo que no contaba el señor ministro era con el rechazo total, y frontal, ya no sólo de los alumnos afectados (como cabría esperar), sino de su propio partido, de sus propios compañeros de Gobierno, de la oposición, de las nuevas generaciones del PP, y hasta de Europa.
Tras todo esto, no le ha quedado más remedio que recular. Dar marcha atrás en una idea equivocada desde su sólo pensamiento. Quitar una beca a la que tienen derecho todos los estudiantes universitarios, fuera cual fuere su posición socio-económica.
José Ignacio Wert; ese señor que lleva la controversia y la polémica allá donde va, y con cualquier medida que toma. Por sectario; por clasista; por reaccionario. Una evidencia más de que no merece el cargo que tiene. Debe dimitir por el bien de la educación y de la cultura de este país. Sin duda alguna, José Ignacio Wert es una clara evidencia de cuando la inteligencia y un cargo (en este político) no van de la mano.
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