La última trequiñuela del presidente del Gobierno es pedir a los ciudadanos que, además de aceptar sí o sí las medidas económicas, deben tener un poco de paciencia. ¿Más paciencia?
Venir a pedirle paciencia a los 6,2 millones de parados es, cuanto menos, deprobable; pedirle paciencia a los cientos de desahuciados es una desfachatez; pedirle paciencia a los jubilados, a aquellos que se quedan sin prestación, a los que se ven obligados a tener que irse del país, es absurdamente ridículo.
Mariano Rajoy está demostrando, al igual que su equipo, que vive en un mundo alejado del real, en una realidad paralela desvirtuada, donde ven datos positivos donse todos vemos dramas y batacazos; donde ven elementos de que España se esta recuperando, cuando los demás vemos un país más deprimido, más triste, más pobre.
Hay dos opciones: seguir así, encaminando nuestros pasos hasta el filo de un precipicio más alto que el de hace algo más de un año; o empezar a tomar conciencia de la realidad,pedir, reclamar, exigir y no parr hasta conseguir que empiecen a caer, uno a uno, los responsables políticos y económicos de ésta, nuestra gran crisis. Que los verdaderos responsables comiencen a asumir consecuencias y sean juzgados por ello. Los ciudadanos no hemos tomado las decisiones que nos han traído hasta aquí, y ya hemos pagado suficiente.