Lo de Mariano Rajoy ya no hay quien lo entienda. Quiere claridad, decir la verdad, dar la cara, pero no consigue cumplir con ninguna. Después de cinco semanas sin declarar ante los medios, vuelve a hacerlo a través de una pantalla.
Falta de respeto al ciudadano y al periodista que está en esa 'rueda de prensa'. Al primero porque demuestra que no es capaz de hacer frente a las situaciones cara a cara, que necesita un escudo entre él mismo y la vida real (pantallas planas, ministros, miembros de partido...), y a los segundos porque les impide cumplir con su verdadera función: preguntar, buscar la información, indagar, sacar la verdad de las palabras que se dicen.
Como ciudadano me produce una aberración de tal calibre, que es imposible de describir con palabras. Un presidente de Gobierno que anda con miedo. Pero es un miedo entendible (aunque no justificable). Miedo por saber que no dice la verdad en sus 'explicaciones', que marea la perdiz para no decir nada, que gobierna a golpe de decretos, dando patadas a la democracia, evitando cualquier debate que le deje en evidencia, en favor del que tiene dinero en detrimento de la mayoría de los ciudadanos.
Como periodista es un acto de falta de respeto hacia una hermosa profesión. Pero aunque su actitud me duele, lo hace más la actitud de los compañeros. Ante situaciones así, deben actuar con decisión y sin caer en el mecenazgo. Levantarse, marcharse y dejar sólo al que 'comparece'. Es lo único que merecen. Así aprenderán. Sin periodistas no hay periodismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario