lunes, 14 de octubre de 2013

No es lo mismo

La Fiscalía se ha lucido al dar a conocer sus motivos por los que creen que la Infanta Cristina no debe ser juzgada en Palma por el 'Caso Nóos'. A veces sería bueno plantearse si lo que estamos diciendo tiene coherencia o, si no queremos hacer tal esfuerzo, al menos pensar que muchas veces, aunque no queramos, nuestras palabras dejan al descubierto que no sabemos discernir muy bien lo que se nos plantea. Y este es el caso del Fiscal. 



Cierto es que, como él mismo dice "no es lo mismo saber de la existencia de algo, que ser partícipe de ello". Vale, no es lo mismo, pero en ningún caso deja de ser causa delictiva saber algo y no decir nada o, por el contrario, saber algo, no decir nada y, encima, ser participe de ello. Evidentemente no es lo mismo, pero no deja de ser tan mala una cosa como la otra. 

Si a la Infanta, por el mero hecho de serlo, se le va a permitir que, aun conociendo la actividad de su marido, y no sólo eso, sino permitir que siguiera con ello y no denunciar de ningún modo la irregularidad de ello, sea tratada de manera excepcional, entonces ya estamos ante una tergiversación de la justicia en su esencia más pura. 

"Todos somos iguales ante la Ley". Eso lo recoge la Constitución, y de ello se hizo eco el Rey en su mensaje de navidad hace dos años. Ahora bien, si todos somos iguales ante la Ley, todos debemos ver a la Infanta sentada en el banquillo. Más allá de que sea o no sea declarada culpable, simplemente por ser cómplice, ya debería ser juzgada.

Ser conocedora de la actividad, aunque no participe, se convierte en cómplice, por lo tanto, ya no puede quedar absuelta de cualquier posibilidad de verse en los Juzgados. Si además de ser conocedora de la actividad, también fue partícipe, entonces debería estar en una situación similar a la de su marido.

No es lo mismo ser que estar; tampoco es lo mismo ser que parecer; y no es lo mismo saber que hacer; pero no debemos jugar de esa manera con el lenguaje. Tergiversar la propia lengua, usar las palabras a nuestro interés a sabiendas de que no podemos defender esa tesis no libra al culpable de serlo.

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