miércoles, 7 de noviembre de 2012

La Ley de matrimonio entre personas del mismo sexo jamás fue inconstitucional

Desde la tarde de ayer, la sociedad española es, legalmente y de pleno derecho, más libre e igualitaria. La Ley aprobada en 2005 por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, por la que se permitía el derecho a contraer matrimonio a las personas del mismo sexo ha sido declarada plenamente constitucional en una votación, en el Tribunal Constitucional, en la que arrasaron lo votos favorable (8) frente a los escasos votos negativos (3). 

Pero realmente, esta decisión jamás fue algo que no se esperase. En ningún momento la ley era inconstitucional y, por tanto, la decisión tomada en el Alto Tribunal, es justa, necesaria y esperable. ¿Cuál es el problema a partir de ahora? El problema ahora son las voces públicas (y publicables) que se manifiestan en contra de tal decisión. Comenzando por los medios de comunicación más cercana a la ultraderecha y que añoran aquellos tiempos 'mejores' (para ellos) en las que un pequeño caudillo fue 'dueño' del destino del país y sus habitantes.

Otra de esas voces que se alzan en contra de la decisión es el Foro de la Familia, ese ente que poco defiende la familia cuando no es capaz de entender que, en pleno siglo XXI, la familia es un concepto muy amplio en el que existen múltiples formas diferentes que entran dentro de ese término. La realidad es que sólo defienden un tipo de familia, y ahí chocamos con un ente más grande y poderoso, la 'Santa Madre Iglesia' (que Dios nos libre). Y encima son capaces de decir que aunque lo hayan declarado constitucional, el Gobierno puede derogarla. Eso es pasar una decisión judicial por el arco del triunfo. 

Y ahí entramos en el tercer bloque contrario a la decisión. Los curas, esos que van dando consejos de cómo se debe amar, de cómo debe ser una familia, de cómo debe funcionar un matrimonio. Esos que dan consejos de lo que ellos no conocen. Esos que dan consejos de lo que no viven. Esos que viven alejados de la realidad. Esos que siguen anclados en siglos pasados y son incapaces de evolucionar. Esos, esos deberían estarse callados. Que sigan con su función social, en los albergues, comedores sociales, etc. pero que no digan más. Que dejen de entrar en política. Ese no es su terreno.

Y por último el Gobierno. Por un lado la loable actitud (realmente no le queda más remedio) del ministro de Justicia, Gallardón, que acata y acepta la decisión y afirma que no retocará la ley, que la dejará tal y como está. Por otro lado el ministro del Interior, que rechaza la decisión, no le gusta, reconoce haber sido uno de los que firmó el acta para derogar la Ley. El problema no es que como persona particular tenga esa opinión, lo lamentable es que esa opinión la de como ministro. Ahí es donde comete su mayor error. Debería pagar por ello.

Dicho esto, se hace justicia, se callan bocas, y se es una sociedad más igual. Una sociedad que aún tiene ovejas negras incapaces de evolucionar, y que demuestran estar felices en sus cavernas. Buenas noticias en malos momentos (que buena falta hacen). 

"El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica".
(Artículo 32.1, Sección 2ª, Capítulo 2º, Título I, de la Constitución  Española)

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