En muchas ocasiones hemos podido escuchar a los políticos cuando gobiernan, que la oposición no ofrece ayuda, apoyo o acuerdos en los temas que se tienen entre manos, y el Gobierno actual no iba a ser menos. Hoy, en el Congreso de los Diputados, tras una más que simpática anécdota por parte de Mariano Rajoy, donde comenzó su discurso saludando al presidente del Gobierno (se habría olvidado de que es él mismo), el mismo presidente se dirigió a la oposición, y más concretamente a Rubalcaba, para decir que estaba dispuesto a escuchar a todos y llegar a acuerdos; eso sí, sólo en aquellos puntos que él iba a aclarar; la política económica, ni tocarla.
Cuán curioso puede llegar a ser que, lo que nos tiene ahogados en un pantano lleno de fango sea aquello en lo que Mariano Rajoy se empeñe en querer salvarse sólo, a pesar de que los datos demuestren que cada vez se hunde más (por mucho que se empeñen en vender la moto de lo contrario).
Con 6,2 millones de parados; un déficit en el 10%; un consumo que cada vez mengua más; la caída de las importaciones...y aún así se empeña en querer manejar, él solo, ese barco. Quiere convertirse en héroe, pero de momento solo consigue ser villano. Aún así, y cuando estamos a punto de cumplir tres años desde que se comenzaran los recortes con Zapatero, parece ser que La Moncloa es capaz de vendar tanto los ojos de quienes habitan ahí, que se obstinan en que sólo ellos tienen la llave de salida de la crisis, y hasta ahora cada puerta que se ha abierto, nos ha llevado un poco más al fondo.
Se necesita cooperación, colaboración y conversaciones para poder salir de la más que grave situación en la que se encuentra nuestro país. Por mucho que se empeñen, solos no van a conseguir nada. Hay que dejar de tirarse piedras en los tejados de los demás, y arrimar el hombre si queremos resultados más positivos.
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